viernes, 28 de mayo de 2010

Lluvia de Reflexión...

Aquella extraña lluvia parecía que caía dentro de mí. Que no mojaba las casas ni las aceras, que no caía en los árboles no en la tierra. Esa lluvia parecía caer dentro de mí, y cada gota iba mojando uno por uno mis pensamientos.

Era una lluvia cálida. Era una lluvia que le dio calor a mi alma y, a pesar de lo nublado que estaba afuera, esa lluvia le trajo claridad a mis sentidos. Esa lluvia me trajo entendimiento.

Era imposible cansarme de esa lluvia. No sabía de dónde venía. Nunca lo supe. Perono quería que escampara. No en ese momento en el que tenía tanta lucidez y sentía que estaba viendo la realidad por primera vez.

Era una lluvia dorada. Una especie de cascada de oro que le fue dando color y riqueza a mis emociones. Esa lluvia hizo que cada momento valiera la pena...

Cada vez que una de de esas gotas me tocaba, le daba más coherencia a todo lo que pasaba a mi alrededor. Aquella lluvia me trajo un conocimiento que nunca había tenido.

El calor de esa lluvia y la sabiduría que trajo me hizo confiar. Confiar en que, incluso de los peores momentos, algo bueno puedo sacar.

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