lunes, 3 de mayo de 2010

Duelo: V.- Aceptación, Epílogo

Ahm bueno... ya la última etapa del duelo del pana... y pues... un pequeño epílogo que se supone que debe explicar cómo terminó la historia del negro en cuestión jejeje...



V.- Aceptación.

La vida es corta y hay que vivirla... Cómo tardé en darme cuenta de eso. Tuve que caer en lo más profundo de un abismo interno para entenderlo. Tuve que tocar fondo para darme cuenta de que ya lo único que podía hacer era subir, nadar con fuerza hacia ese tenue guiño de luz que me llamaba caprichosamente.

Poco me enseñaron mis padres, pero una de las cosas que aprendí de ellos en el poco tiempo que los tuve cerca, es que si vas a hacer las cosas, hay que hacerlas bien, lo mejor posible. Yo he decidido seguir ese sendero de sangre que me han asignado, y estoy dispuesto a ser el mejor.

Por años propios y extraños temblarán con simplemente pronunciar mi nombre. Mi imágen será el símbolo del miedo y a la vez será sinónimo de perfección al actuar. Mi leyenda tomará fuerza por sí sola, y llevará todo un rastro de terror y admiración hasta el último rincón de la Tierra.

Que vayan preparándose todos. Cuiden sus espaldas y vigilen sus pasos. Teman a cualquier sombra de la calle, eviten cualquier pasaje oscuro... Por fin he decidido tomar mi guión e interpretar mi papel...

- Epílogo

Otra noche fría y oscura en Londres. Una noche floja de trabajo para Mary Ann, que esperaba algo impaciente en Whitechapel Road a que llegara su primer cliente. Tenía tantas cuentas por pagar, tantos problemas, que había decidido abordar al primero que se acercara, con el único fin de obtener dinero lo más pronto posible.

Pasados unos minutos apareció en la calle una figura alta y esbelta. El hombre caminaba con gracia y delicadeza pero a la vez con una decisión impoente. Por sus ropas, Mary Ann concluyó que era un hombre adinerado.

Ese era. Sus plegarias habían sido escuchadas. Su suerte había empezado a cambiar. Decidió abordarlo. Triste error que cometió. Ella no se pudo fijar, por supuesto, en el afilado cuchillo debajo del abrigo del hombre ni de su increíblemente maligna mirada...

- Buenas noches guapo. ¿No crees que es una noche muy fría para pasarla solo?

- Es posible que sí... tal vez tienes razón.

- Por suspuesto que tengo razón. Y dime, ¿cómo te llamas?

- Jack... Mi nombre es Jack...

La leyenda había empezado...

No hay comentarios:

Publicar un comentario