viernes, 9 de mayo de 2014

Would you...

“Du hast mich gefragt und ich hab nichts gesagt”
- Rammstein
La pregunta se elevó de sus labios y se quedó suspendida en el aire, sobre ellos, como si fuera oxígeno alimentando los pulmones de un futuro que se pintaba incierto. Se inhalaba la esencia de aquella proposición y se exhalaba duda total sobre lo que debía suceder a continuación.
Se quedaron ahí colgadas las  palabras, como una nube negra preparada para llover litros y litros de realidad sobre aquel idilio que estaban viviendo hasta el momento y que cuidaban con dedicación meticulosa.
Cuando la primera de esas gotas cayó sobre su frente, cuando el frío de la pregunta hizo contacto real con su piel, con sus sentidos, con su cerebro, ella se dio cuenta de que era demasiado tarde. Solo un segundo, incluso menos, pero lo suficiente para romper la magia de todo el ritual. Esa fracción de segundo que hace que la reacción se transforme por completo, de una sorpresa genuina y llena de esperanza, a un desconcierto lleno de temor y rechazo. Un segundo tarde. Lo suficiente para romper un corazón.

Él, de inmediato, lo entendió. Se levantó del suelo, donde estaba apoyado con una rodilla, mostrando el anillo que tanto se esmeró en seleccionar, y volvió a su comida, cabizbajo. Sentía las miradas de todo el restaurante sobre él. Esa noche volvieron a dividir la cuenta entre dos.