sábado, 21 de octubre de 2017

Era la miseria

Ayer por la tarde sonó el timbre del apartamento. Es raro. ¿Quién vendría a visitarme? La otra vez sonó y me hice el loco, me dio miedo. Esta vez me sentí envalentonado. Era la tercera vez que sonaba en la semana. La primera lo ignoré, la segunda era una señora buscando una oficina de seguros. Esta vez era una muchacha con ojos tristes y ademanes cansados, que se aferraba a la reja como si no pudiera mantenerse en pie. "Señor, estoy buscando trabajo. ¿Usted podría ayudarme con unos días de trabajo?" La desolación dejó correr su brazo por mi hombro y me dio un abrazo fraternal. Sonrió y me animó a ver a la chica. Ella, la muchacha, esperaba mi respuesta. Por un momento fugaz pensé en que mi compañero de apartamento (qué bolas que no encuentre una traducción satisfactoria al español para "roommate") y yo habíamos estado hablando de contratar a alguien para que nos ayudara un poco con la limpieza del lugar. Pensé en darle esa "oportunidad" a la chica. Pero la desolación, rauda y veloz, me dijo al oído "¿tú en qué país vives, chamo? Estás en Venezuela. ¿Vas a meter aquí a alguien que no conoces?" Negué con la cabeza. Le dije "no, chica, aquí no" en un susurro de vergüenza y dolor. Ella sonrió, ladeó un poco la cabeza y me dijo "gracias". En ese gesto me pareció ver algo de agradecimiento. Tal vez porque no le cerré la puerta en la cara, porque no la insulté, porque no la miré desdeñosamente de arriba a abajo antes de negar con la cabeza y dejarla sola una vez más en aquel pasillo. Ayer por la tarde sonó el timbre del apartamento. Era la miseria.

lunes, 16 de octubre de 2017

"Sigan creyendo en democracia"

>Creo en la democracia aunque no la entiendo muy bien. Creo en el civismo, aunque no sé si lo practico de la forma correcta.

>Creo que debemos combatir la barbarie día tras día: con buenos modales, compartiendo conocimiento, interesándose en el otro, trabajando por el bienestar personal y no por el perjuicio del otro.

>Creo en la práctica de la política según la cuál debemos elegir un representante de nuestros ideales, llámese partido político, llámese representante, llámese candidato, alcalde, gobernador, presidente. Más allá de las taras y fallas que pueda tener ese sistema, creo en él.

>Creo en que los hábitos ayudan a mantener cierta coherencia en la noción de quién soy como persona. La repetición y la automatización se satanizan a menudo, pero son centrales para la construcción de la identidad.

>Creo, con mucha tristeza, en la capacidad que tienen algunas instancias de poder para extender sus dedos putrefactos y aprisionar con fuerza y ponzoña la ilusión que alguien puede tener en un mundo mejor.

>Creo también que precisamente los hábitos y las costumbres pueden ayudar a combatir ese envenenamiento. Envenenamiento que, dicho sea de paso, creo que debe ser combatido.

>Por esto, ante esa frase desdeñosa que he estado escuchando últimamente, ante ese "sigan creyendo en democracia" mi respuesta es "Sí, coño e' tu madre, sigo creyendo en la democracia".

>Sigo creyendo en la democracia, y por eso voy a votar cuando lo considero necesario, pues es mi forma de manifestarme.

>Sigo creyendo en la democracia, y por eso es que apoyo cualquier forma de protesta o manifestación, por más que yo no participe activamente en esas actividades.

>Sigo creyendo en la democracia y por eso es que me parece central el papel de las  Universidades como espacio de debate, discusión y construcción de un pensamiento crítico sobre los hechos que nos rodean.

>Sigo creyendo en la democracia porque me rehúso a que un grupo de delincuentes me roben tanto. Han hecho que mi pasado sea confuso, han borrado un buen pedazo de mi presente y quieren quitarme mi futuro a toda costa. No lo permito.

>Sigo creyendo en la democracia porque es lo que me va a permitir, seguramente, buscar algún mejor destino en alguna tierra fuera de mi país, llegado el momento. 

>Si dejo de creer en la democracia, en el civismo, en las elecciones, en el trabajo, en los estudios, seré el mismo ser alienado y vacío esté donde esté. Me niego rotundamente.

>Sigo creyendo en democracia, porque caer en ese nuevo estado zen de la consciencia en el que "Venezuela ya se murió", "nada tiene sentido en este país", "todos son los mismos, así que para qué", me da terror, tristeza y asco. 

>Sigo creyendo en democracia, aunque no sé exactamente qué es, cómo se ve o cómo funciona. 
   Básicamente sigo creyendo en lo que me parece
                constituye lo que me lleva a ser
                        el ciudadano que deseo ser
No solo en Venezuela
           sino en el mundo