martes, 13 de abril de 2010

Duelo: III.- Negociación

Aja... mil años después la tercera parte jajajajaja

III.- Negociación

- Para no saber nada del negocio te desenvuelves muy bien. Mírate. Parecías una máquina: quien caía en tu vista caía muerto. Todo ese ímpeto me emociona. Sin embargo aquí estás, atado, desarmado e indefenso. De verdad muchacho ¿qué pretendes?, ¿qué buscas?

- Al principio quería venganza. Creo que esa necesidad ya está satisfecha. Ahora sólo quiero decir que no estoy dispuesto a seguir tus órdenes. Quiero poder vivir en paz. Quiero mi libertad.

- Jajaja, que quieres vivir tu vida en paz dices. Pero si has tendio paz todo este tiempo, ¿o alguna vez has visto a alguno de mis hombres detrás de tí?. Que quieres libertad, ¡siempre has sido libre! Y te lo demuestro. Tienes la libertad de elegir entre dos opciones: o sigues lo que te propongo y vives feliz, o no me haces caso y mueres jóven. La decisión es totalmente tuya.

- No quiero seguir lo que tú propones. Quiero poder elegir mi propio camino. Quiero ser yo quien dirija mi destino.

- La mayoría de las personas burdas y normales quieren eso muchacho. Y terminan teniendo una vida miserable y sin brillo. Yo en cambio te ofrezco un destino de grandeza ya hecho a tu medida.

- Prefiero vivir en la miseria y en paz, en lugar de tener fortuna a costa de la vida de otros. No soy un asesino.

- ¡Que no eres un asesino! Pero si hoy has matado a diez de mis hombres. Te has movido con soltura entre toda esa maraña de sangre y gritos. Eras uno con tu arma, y de seguro, aunque no lo quieras admitir, sentiste placer al ver cada una de esas vidas expirar. Ser asesino no es algo que eliges, es algo que eres.

- Te equivocas. Nadie "es" al momento de nacer. Todos tenemos la oportunidad de escoger un camino. Yo, por ejemplo, quiero ser como mis padres.

- Muchacho... ¿Qué crees que eran tus padres? ¿Por qué crees que terminaron como terminaron? Tus padres eran exactamente como tú. Asesinos. Ellos eran de los mejores. pero un día se les ocurrió llevarme la contraria. Les advertí que siguieran bajo mi tutela, pero seguían empeñados con eso de "llevar una vida normal". Quiero que te veas en ese espejo, hijo. No cometas el mismo error que ellos.

- Pero no puede ser. Tienes que estar mintiéndome, ¡tiene que haber una manera de escapar de tí!

- No, no te miento. De hecho es lo último que haría. Quiero que veas todo como es en realidad y puedas tomar la elección correcta. La mejor opción que puedo ofrecerte es que te unas a mí.

- Ya te demostré de lo que soy capaz. Ya te complací. Ahora déjame ir. No tengo nada más que ofrecerte.

- Muchacho entiende. No soy yo quien tiene el poder de decidir qué vas a hacer. Yo soy sólo un instrumento. Tú escoge cuáles serán tus acciones... y acepta las consecuencias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario