lunes, 26 de junio de 2017

20 años después, todo ha estado bien

Hola, Harry, qué tal.

Espero que los niños estén bien, igual que Ginny. ¿Cómo le va a Ron? ¿Y a Hermione? ¿La ha cambiado mucho eso de ser Ministra? Sobre todo, espero que tú andes bien. Casi 20 años después de la Batalla de Hogwarts, me imagino que la vida es mucho más tranquila y serena, lejos de los reflectores y los artículos malintencionados de la señora Skeeter. Te mereces esa tranquilidad, después de todo. Te mereces la paz de una familia encantadora.

Es loco cómo funciona el tiempo, ¿no? El 26 de junio de 1997, en tu línea temporal, faltaban apenas cuatro días para ver a Dumbledore morir. Era la época en la que aprendías sobre la historia de los horcruxes y entendías todo lo que implicaba la guerra contra Voldemort. En nuestro tiempo, el 26 de junio de 1997 salía al mercado "Harry Potter y la Piedra Filosofal" y se abría para nosotros todo el mundo de posibilidades que J.K. Rowling había plasmado en un par de cientos de páginas. Y mira cómo cambió todo desde esa fecha. 

Yo te conocí unos cuatro años después. En el 97 todavía ni siquiera existía una versión en español y, aún en 2001, estaba aprendiendo sobre los dobleces y recovecos del español; imposible que pudiera acercarme a tu historia en inglés. Cuando te conocí ya había cuatro títulos publicados, pero no mucha gente hablaba de ti aún, Harry. En la prensa aparecían algunos artículos sobre el fenómeno de tus libros y lo que estaba causando en la literatura infantil, pero no mucho más. A pesar de eso, le insistí a mi mamá para comprar "La Piedra Filosofal", ese que hoy cumple 20 años. 16 años después, todavía recuerdo con cariño la emoción de leer esas páginas, la estimulación tan grande para la mente de un niño de nueve años. Fueron tres meses intensos, pero antes de comenzar el cuarto grado del colegio, ya estaba al día con la saga. Después de ese verano de 2001, no hubo vuelta atrás.

Cuando lo veo en retrospectiva, Harry, lo que me han enseñado tus páginas ha sido invaluable. Aún hoy, que tengo años sin revisar alguno de los libros, sigo sintiendo que la deuda contigo aumenta día a día. Posiblemente lo principal fue que lograste cristalizar en mí el hábito de la lectura. Ya vivía en un entorno en el que se valoraba positivamente leer, incluso desde temprana edad, pero esos primeros cuatro libros tuvieron el magnetismo suficiente para mantenerme atado a la lectura de ahí en adelante. El hecho de que me hayas ayudado a convertirme en un lector ya es un logro invaluable.

Recuerdo claramente haber terminado de leer "La Piedra Filosofal", saborear las sensaciones y emociones que experimenté con el libro, y pensar "yo tengo que hacer esto, yo tengo que generar esto". Ya desde unos años antes había empezado a escribir algunas cosas, pero fue luego de esa semana completa de mucho leer y poco jugar que me convencí de querer ser escritor. Por 16 años he perseguido la capacidad de emocionar que he encontrado en todas tus páginas. Aún no sé si lo consigo. De hecho, espero no poder conseguirlo jamás, ya que es esa búsqueda la que me mantiene activo narrando historias, intentando que algún niño en el sofá de su cama termine de leer alguno de mis relatos y diga "yo tengo que hacer esto".

Pero me enseñaste también muchas lecciones de vida, Harry. Me enseñaste la importancia de los amigos, la relevancia de esos vínculos tan especiales y azarosos. Me enseñaste lo vital que es encontrar un hogar y compartirlo con las personas que amas, con esa familia que vas eligiendo día a día con el pasar de los años. No sabes cómo valoro los Ron, Hermione, Seamos, Dean, Ginny, Fred, George, Hagrid, Colin, Neville, Luna que he ido encontrando en mi vida. De todos se aprende, de todos se gana. Todos nos complementan y eso es algo que siempre llevaré conmigo.

Me enseñaste sobre la importancia de los mentores. No tienes idea. Cada enseñanza de Sirius, de Lupin, de McGonagall, del mismo Snape, de Hagrid, ¡de Dumbledore, por dios! Cada una de las enseñanzas que te daban esos maestros, también me las daban a mí y me enseñaban a crecer, a aprender de humildad, de respeto, de confianza en el otro. Dumbledore... en especial de Dumbledore he aprendido las mejores lecciones. De él aprendí, tanto como tú, que incluso la persona más capaz del mundo es eso, una persona, y por lo tanto está llena de fallas, irregularidades, defectos. Pero eso las hacen precisamente más hermosas: el hecho de que, por muy poderosos y sabios que sean, son tan humanos como tú. También agradezco lo que me ayudaste a valorar a mis maestros. 

Tu lucha contra Voldemort también me enseñó de cierta forma que el principal enemigo al que enfrentamos somos nosotros mismos. Vamos, que Voldemort luchaba, entre otras cosas, con las cosas de él que veía en ti. Y tú de cierta forma estuviste batallando contra eso de Voldemort que vivía en ti; también luchaste fervientemente contra tus propias características que te alejaban de la posibilidad de derrotarlo. Y al final, más que por ti, fue por él mismo que resultó derrotado Voldemort: por su arrogancia, por su grandilocuencia... por su miedo.

Y también me enseñaste sobre la vida, Harry. Rowling dice que una de las temáticas principales de la saga es la muerte y, en contraste, también nos da unas lecciones importantísimas sobre la vida. Desde la primera vez que la leí, se me quedó grabada en la mente esta frase de Dumbledore: "El verdadero maestro de la muerte no es aquel que consigue burlarla y vivir para siempre, sino aquel que acepta que la muerte es inevitable y que en la vida hay cosas peores que morir". Yo siempre le agrego "y hay cosas mejores". Esa es la enseñanza principal que me llevo de todas tus aventuras: la vida hay que vivirla, con todo lo que trae; de la muerte nos ocuparemos luego. Es por eso que decidí tatuarme el símbolo de las Reliquias de la Muerte, como recordatorio de esa lección; como una especie de "carpe diem" de los tiempos modernos. 

Fue Dumbledore quien te dijo que lo que nos definía eran nuestras elecciones, no nuestras habilidades. Más allá de mi habilidad para leer, mi decisión fue abrir ese primer libro y adentrarme en ese nuevo universo que se me presentaba. Y vaya que esta decisión me ha definido desde ese momento hasta ahora.

Reí, lloré, me asusté, me alegré, me molesté y me emocioné tantas veces a lo largo de la saga... debo agradecerte por eso. Debo agradecerte por toda la gente chévere que he conocido gracias a tus historias. Debo agradecerte por ese lenguaje de hechizos, lugares, personajes, objetos y bestias que nos has dado. Debo agradecerte por esa identidad que hemos generado alrededor de las casas de Hogwarts y lo que representan. Debo agradecerte por estos 16 años que me has acompañado y por los 20 en los que has cambiado muchas cosas. 

A pesar de todo, en lo que respecta a mi relación contigo y tus libros, 20 años después, todo ha estado bien.

Nox.

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