Hace unos días, unos meses, apareció cerca de mi casa un personaje bastante particular. Uno de estos hombres de las calles, los populares “recojelatas”, “loquitos”, “piedreros”, solo que este es diferente… este es un pintor.
Así mismo, un pintor… El hombre tomó una parte de la calle, cerca de la estación de metro, y ahí montó su taller de pintura, con sus lienzos improvisados y sus obras, pintadas a mano. Sin usar ningún pincel. Como para que no haya nada que pueda distorsionar lo que sus dedos quieren plasmar en el “lienzo” que utiliza.
Y pongo lienzo entre comillas porque realmente no utiliza lienzos propiamente dichos… el presupuesto no le da para eso, no. Una de las cosas que más me atrapa de su trabajo es el hecho de que utiliza como lienzo cualquier cosa que encuentre en la basura: un saco de plástico, una mesa rota, un copete de una cama, en fin… cualquier cosa…
La pintura si es un misterio para mí el cómo la consigue. No se si se la regala la gente, si la encuentra en la basura, si la compra con algo de dinero que consiga por ahí… Lo cierto es que siempre tiene pintura… pintura de todos los colores que pueda necesitar… Creo que así es feliz. Mientras tenga pintura y un sitio donde esparcirla, ese hombre será feliz.
En cuanto a la calidad de su obra… realmente a mi me parece excelente. Su cuadros son cuadros, no pinturas de cavernícolas. El tipo de verdad se esmera pintando y puedes ver una obra de calidad una vez que lo ha terminado. Sin embargo bueno… lo mío no son las artes plásticas, así que no se mucho de pintura, por lo que mi juicio no es el mejor…
Pero tal vez de eso anda huyendo él. De críticos despiadados que muchas veces nunca han logrado pintar nada, pero que destrozan con palabras ofensivas e irónicas las obras de otros y esperan trabajos utópicos de parte de los artistas para que ellos puedan aprobarlas. Tal vez él sólo quiere que la gente reconozca sus pinturas por lo que son: pinturas bien hechas. Punto.
Y más de una vez lo hemos visto consumiendo su “musa”, entregarse a los brazos de la adicción que lo ha llevado a ese estado en que se encuentra ahorita. Pero realmente no se le puede juzgar, o al menos yo no puedo… Pues nadie sabe las presiones a las que pudo haberse visto sometido en años anteriores… Además, con él pasa como con los músicos, actores y demás artistas: al ver la calidad de su obra, eres capaz de perdonarle casi cualquier cosa.
Solo pinta paisajes. Paisajes y animales. Como tratando de darle frescura a toda esta selva de concreto en la que vivimos. O tal vez dibuja aquellos lugares a los que le gustaría escapar… lugares que probablemente solo existan en su cabeza… lugares que quizás haya visitado en algún otro momento de su vida, cuando su mente estaba un poco más clara…
Pinta paisajes… pinta libertad… una libertad que él gana al pintar lo que quiera, cuando quiera, como quiera, donde quiera. Una libertad de la que carecen muchos que tienen una “vida normal”. Una libertad por la que matarían muchos de los que lo tienen “todo”… Una libertad pura, genuina… Libertad llena de felicidad… Porque él, ahí donde está, sin hogar, sin familia, sin trabajo, sin dinero… él ahí, haciendo lo que más le gusta… es feliz…
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