Quisiera comenzar este texto pidiéndole disculpas al César que vivió entre 2007 y 2014. Fui mezquino contigo, César, he de admitirlo; con nosotros. Pero supongo que era parte del momento evolutivo que vivíamos en esa época. Queríamos ser diferentes, "auténticos", "distintos" y la música rock planteaba un camino bastante llamativo para alcanzar esa meta, en un contexto latino donde todos nuestros amigos estaban interesándose por ese género llamado "reguetón" que, si bien ya tenía años dando vueltas por el caribe, apenas por esos años estaba tomando un auge que no ha perdido hasta ahora. Era normal que nos separáramos un poco de aquello, pero luego lo llevé demasiado lejos, César, de verdad discúlpame, porque lo que nos perdimos no lo vamos a recuperar más. Sin embargo, ahora en este 2016, he estado haciendo lo posible por recuperar algo de ese tiempo y de esas experiencias que pudieron perderse en alguna medida. Hago lo que puedo, César. Espero que lo sepas apreciar.
Lo cierto es que, en la actualidad, creo que no hay mejor momento en una fiesta o reunión que cuando empieza a sonar eso que hemos denominado "reguetón del viejo" o "reguetón clásico". La gente se emociona, se agrupa y comienza a recitar los himnos de su adolescencia. Ya no es un tema del perreo intenso; ya eso pasó. Ya no es un tema de pegarte lascivamente a la chica que te gusta; eso para algunos no ha pasado, pero ya hemos entendido las restricciones sociales involucradas. Es un tema de reunirse y recordar las letras que le dieron forma a una etapa específica de la vida de cada uno. Porque todos estamos claro de los vicios y los aspectos negativos de las letras de reguetón; ya hemos hablado lo suficiente al respecto. Pero también estamos conscientes de lo fantástico en El Señor de los Anillos, de lo ficticio en La Guerra de las Galaxias, de lo mágico en Cien Años de Soledad, de lo fantasioso en Harry Potter, e igual citamos pasajes y nos identificamos con los personaes (sí, estoy mencionando todo esto en la misma nota en a que hablo de reguetón; no creo en nadie). Si podemos hacer ese acuerdo literario en esa condición, ¿por qué no podemos obviar un poco todo lo desastroso de estas letras y cantarlas a todo pulmón por unos minutos? Una vez que pasamos esa barrera podemos entregarnos sin pena al momento.
Últimamente he estado intentando integrarme a estos grupos, pero me ha costado. No tanto porque me sienta repelido por la música; creo que ya dejé atrás esa etapa (hubiera deseado dejarlo atrás mucho antes, César, de verdad). El problema es que, de tanto alejarme del género, terminé por no tener muchas referencias reales de estas canciones. No muchas evocan recuerdos placenteros para mí, no todas activan recuerdos antiguos de cuando aprendí las letras muchos años atrás. De hecho, muchas de ellas me las he ido aprendiendo en tiempos recientes, para poder cantarlas y sentirme como parte del grupo. Sin embargo lo intento. Creo que se lo debo a ese César que se quedaba en una esquina viendo con ojos escépticos todo lo que sucedía. No es que me arrepienta del todo: tenía/tengo mis características de personalidad y actuaba en función a ellas... pero pudo haber sido diferente.
Lo único que trato de decir con estas líneas un tanto erráticas es que me he dado cuenta de que el reguetón no es tan malo como yo mismo me lo pinté (a pesar de que el género había empezado a ganarse mi corazón con temas de Vico C, The Noise, Lito y Polaco, Héctor y Tito, La Factoría, El Chombo y hasta Daddy Yankee y Don Omar). Lo he des-satanizado. Creo que no vale la pena odiar tanto un género que, en el fondo, genera tanta diversión. Hay que dejarse llevar y disfrutar del absurdo que proponen sus letras y de la atmósfera que plantean sus ritmos.
Eso sí. Apeguémonos al reguetón clásico y a algunos temas contemporáneos que retoman elementos de esos clásicos (como "Candy" de Plan B o "Ginza" de J Balvin). Porque esos reguetones sí tenían esa sensación de peligro, daban esa sensación de "chamo, esto se va a descontrolar". Eso que suena ahora, eso que han hecho Chino y Nacho y otros por el estilo es tan sonso que no provoca perrear. Que hasta eso se nos ha aguado.
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