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viernes, 29 de diciembre de 2017

Dos mil diecisiete

>Ahora todos sabemos de cine. Todos hablamos de la fuerza del guión, de la cinematografía, de la edición, del montaje de sonido, de la banda sonora. Le ponemos nuestra puntuación a las películas, hablamos de las actuaciones y de posibles Oscars o Golden Globes o SGA. Generamos un canon del buen gusto a partir de las películas que valen la pena ser vistas. Ya no se va al cine por mero disfrute, eso es una pérdida de tiempo. Ahora todos sabemos de cine y ver un "film" es un deleite estético y crítico.

>Ahora todos sabemos lo que es mejor para Venezuela. Todos somos unos observadores preclaros que entendemos los intríngulis de la vida de la vida política y social del país; entendemos que todos mienten, que ninguno es sincero y que este país no vale la pena. Ahora todos sabemos lo que es mejor para Venezuela y nos permitimos ver por encima del hombro al que no lo entiende y sigue votando/marchando/criticando a los actores políticos/desinteresándose/interesándose de más.

>Ahora todos somos unos defensores del idioma y nos quejamos de las concesiones que hace la RAE al intentar de sistematizar el lenguaje cotidiano. Ahora todos somos unos defensores del idioma y utilizamos palabras como "preclaro" o "intríngulis" para intentar darle algo de estatus al más sencillo post de Facebook que publicamos.

>Ahora todos somos expertos en feminismo y en sus implicaciones para la sociedad. Todos estamos totalmente claros de lo positivo/negativo que es, del bien/daño que le ha hecho a la sociedad, de lo que puede alimentar/retroceder el pensamiento sobre las sociedades del mundo. Ahora todos somos expertos en feminismo y nos sentimos en la capacidad (y a veces en la necesidad) de expresar nuestra rotunda opinión al respecto mientras disminuimos al otro.

>Ahora todos entendemos de conceptos básicos y avanzados de economía y nos reímos de quien no ahorra en "moneda fuerte", de quien no usa tarjetas de crédito o de quien aún cree que el Bitcoin es un invento de una cadena de Hotmail. Ahora todos entendemos de conceptos básicos y avanzados de economía, pero eso solo nos sirve para entender con profunda erudición por qué seguimos quebrados a pesar de mantenernos trabajando.

>Ahora todos sabemos de series y hablamos de arco argumental, de desarrollo de los personajes, de guiones fuertes, de las diferencias de los capítulos en función de quien dirige uno u otro. Ahora todos sabemos de series y nos sentimos en la capacidad de hacer listas pretenciosas a final de año.

>Ahora todos tenemos conocimientos avanzados en política exterior, los títulos en ciencias políticas fueron repartidos a diestra y siniestra a través de truculentos concursos de Instagram. Tenemos opiniones filosas e inteligentes sobre el nuevo presidente de Francia, sobre las declaraciones de Trump, sobre el conflicto en Medio Oriente, sobre las políticas de refugiados en Europa. Ahora todos tenemos conocimientos avanzados en política y eso nos hace avalar opiniones que hacen crispar a los demás por puritanos y alienados.

>Ahora todos queremos hacernos famosos a través de las redes sociales, porque si él pudo hacer plata grabando videos de sí mismo cayéndose en el parque por qué yo no. Qué buena vida la de los youtubers, los viners, los instagramers, los facebookers, los tinderers, los grinderers, los snapchatters, los linkediners, los spotifiers. Ahora todos queremos hacernos famosos a través de las redes sociales dando nuestra opinión sobre el producto que hizo famosos a otros a través de las redes sociales.

>Ahora todos nos sentimos en la capacidad de escribir textos pretenciosos en blogs de muy poca circulación para intentar demostrar algún nivel de intelectualidad que en realidad no está allí. Ahora todos nos sentimos con la potestad de decir cosas, porque está permitido... siempre y cuando esté dentro de lo políticamente correcto, no represente un bullying hacia nadie y no se pueda considerar como un acoso sexual deliberado.

>Ahora todos nos sentimos en la capacidad de determinar si alguien puede alegrarse o no por el año que viene. Porque no me importa lo que digas, seguro el 2018 será una mierda.

>Ahora yo quiero desearles a ustedes el mejor de los años en estos 12 meses que vienen. Ojalá sean más leves y ofrezcan nuevas vías de escape a la barbarie.